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La desinformación y la influencia en el ser…

 

El mundo está cada vez más interconectado y saturado de noticias. Paradójicamente, vivimos más desinformados debido a la poca calidad de los análisis sobre la información que tenemos a nuestro alcance

Cada vez que encendemos la televisión o escuchamos la radio, abrimos un libro o leemos un periódico para estar al tanto de lo que ocurre en el mundo, alguien está intentando educarnos, convencernos de que compremos un producto, persuadirnos para que votemos a un candidato o suscribamos una versión de lo correcto. Aprendamos a ser felices, a respirar a rechazar lo que nos venden otros como correcto y sobre todo oportuno para otros.

La persuasión es una fuerza misteriosa y poderosa : el emisor llega a convencer subliminalmente al receptor aprovechando una gran oportunidad para que aprenda el mensaje y lo interiorice como una verdad o como la única solución. Y si es necesario nos ponen “entre las cuerdas” para conseguir ese poder de disuasión.

Por ello se ha convertido en la principal herramienta de todos aquellos medios cuya razón de ser reside en emitir publicidad con ánimo de lucro, como pueden ser Gobiernos y entidades estatales, institucionales, y cualquier oportunidad de negocio.

El término propaganda cobró fuerza a principios del siglo XX para describir las tácticas de persuasión utilizadas entre los contendientes durante la Primera Guerra Mundial y, posteriormente, por regímenes fascistas como la Alemania nazi, cuyo máximo representante fue el ministro del Reich para la Ilustración Pública y Propaganda, Joseph Goebbels.

Con el tiempo, la propaganda dejó de ser patrimonio exclusivo de los regímenes totalitarios y militares para infiltrarse en la cobertura de numerosos medios de comunicación que ya no se dedican a informar y divulgar, sino que buscan persuadir a las masas para que apoyen una determinada posición o punto de vista.

Vivimos, por tanto, en un mundo lleno de cebos informativos astutos (Fake News) en el que la desinformación está agotando nuestra capacidad intelectual para la crítica y por lo tanto la veracidad brilla por su ausencia.

¿Cómo podríamos fomentar y aumentar la masa crítica, la actitud crítica ante la manipulación de los hechos y los análisis intencionados con sofisticadas ingenierías sociales, desde hace siglos dedicadas a ello?

“La información es un arma no muy diferente de las bombas”

Vladímir Lenin (1870-1924)

¿Hasta qué punto cabe fiarse de un medio de comunicación que, aprovechándose de su fama y objetividad entre la comunidad internacional, juega con las herramientas propias de un órgano de publicidad estatal?

En la actualidad proliferan los llamados “medios de comunicación alternativos”: ¿No son muchos los países que hacen uso de la propaganda para legitimar visiones que caminan sobre intereses asociales?

Sin embargo, el mundo ha cambiado con la llegada del Sharp Power. El concepto de “Sharp Power” fue endosado por el conocido científico norteamericano Josehp Nye. Josepeh Nye es autor de los conceptos de “Hard Power” (poder basado en la coerción, en gran parte en función de su fuerza militar o económica) y “Soft Power” (en contraste, basado en la atracción, resultante del aspecto cultural, de los ideales políticos y de las políticas de un país)  defiende que existe, actualmente, una guerra de información llevada a cabo por regímenes autoritarios, particularmente China y Rusia, países que “gastan decenas de miles de millones de dólares para moldear las percepciones del público y el comportamiento de las personas alrededor del mundo”, diseminando información maliciosa a escala global con finalidad política.

Una de las grandes dificultades por las que atraviesa una sociedad tan interconectada como la actual es que los medios de comunicación ya no se dedican a ofrecer información de calidad, sino que son aprovechados cada vez más para justificar posturas y reforzar opiniones que dan fuelle a las fuentes de desinformación.

Pero se nos olvida que los medios de comunicación no están para demostrar que somos los que mejor comprendemos cómo funciona el mundo, sino para presentar un amplio abanico de perspectivas y, a partir de ahí, ser nosotros, los propios consumidores, ciudadanos de un mundo globalizado, quienes construyamos nuestra propia percepción de la realidad.

En realidad, nada de esto nos debería sorprender: los países democráticos también poseen sus propias herramientas para difundir su postura y su posición en el mundo. Y… ¿cuál es la suya?

Para tratar este tema, como siempre, estaremos en mesa de debate   contertulios con diferentes disciplinas que dará lugar el próximo viernes 10 de abril, emisiones continuas.

Os Esperamos

Jesús y Mila

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Se agradece esta divulgación por cualquier medio