Los agricultores y ganaderos están al límite ante el ascenso descontrolado de sus costes de producción. Sólo en los últimos meses los fertilizantes han escalado un 300%; la energía eléctrica un 270%, el gasóleo un 73% o los piensos un 23%… Son sólo algunos de los ejemplos de lo que ya se considera la campaña agrícola más cara de la historia.
Miles de explotaciones agrarias están hoy al borde de la desaparición. Las quejas por el mal uso de la cadena alimentaria unidas a la presión de precios que les marcan los supermercados terminan por crear la tormenta perfecta. El sector agrario grita desesperado, pero de momento nadie escucha.
Tres hectáreas para cultivar pimientos ‘california rojo’ son las que tiene Antonio Navarro, de 50 años, en el término municipal de La Majonera (Almería). Como es habitual en el campo español, la tradición cuenta y mucho, así que desde los 18 años comenzó a trabajar con su padre. Ahora su hija, Jennifer, de 27 años, licenciada en Dibujo Artístico, sigue sus pasos al no encontrar otra salida laboral. «En los 30 años que llevo cultivando nunca vi nada igual, nunca subieron tantos insumos a la vez; subían impuestos algunas veces, en otras ocasiones otro insumo, pero todo a la vez, de forma conjunta, como ahora, nunca, es la tormenta perfecta -describe- y lamentablemente muchos agricultores se van a quedar en el camino».
Su campaña la inició el 25 de julio y terminará en primavera con el objetivo de alcanzar 1.500 kg. de pimento. La hoja de cálculo es trasparente: por cada hectárea de cultivo el año pasado se gastó 67.000 euros. Los gastos de amortización se le han elevado a un 75% más. Los plásticos de la cubierta de la explotación, al ser de invernadero, los tiene que cambiar cada tres años. En total, el presupuesto ascenderá a los 75.000 euros -8.000 euros más que la pasada campaña- debido a que los fertilizantes se han encarecido un 64% esta campaña, los cuatro abonos de nitrato que mezcla más el sulfato. Se ha gastado 4.300 euros en estos tres meses de cultivo en este apartado. Encima, el suministro de plástico, fundamental en la zona de producción de Almería, ha subido un 25% su precio y el coste energético un 270%, un sistema imprescindible de utilizar para los motores de riego.
La comunidad de regantes, encargada de traer el agua de los acuíferos, ya cifra en un 300% la subida de los costes energéticos en la provincia almeriense. «Las medidas sanitarias por la pandemia en el interior de las instalaciones, como las cooperativas, han ampliado los espacios de separación entre los trabajadores así que lo que antes se hacía en un turno ahora se hace en varios. Los gastos se han incrementado mucho, como la mano de obra con la subida de casi el 30% del SMI, y como nosotros no fijamos los precios de nuestros productos…». Así que el futuro se presenta «muy incierto», por lo que no le entraña que los jóvenes no se incorporen al sector agrario.
Con 54 años edad y 37 en el sector del cereal en una explotación de Ledigos (Palencia), Donaciano Dujo cree que lo peor de esta situación de subida de precios «es la incertidumbre tan grande que genera porque si algo necesitamos la gente del campo es seguridad», advierte, y no sólo por la propia producción sino también en aspectos tan teóricamente inimaginables hasta hace poco, como por ejemplo la dificultad a la hora de encontrar piezas para la renovación de la maquinaria agrícola. «Hay preocupación y miedo», reconoce para mostrar su temor, incluso, de que en la primavera pueda haber fertilizantes en el mercado.
Sólo en abonos, electricidad y gasóleo, los gastos se van a elevar en una producción de 150 hectáreas de media a casi 10.000 euros, así que ya calcula que con la subida del 300% en los fertilizantes y casi un 80% en el gasóleo, el presupuesto se le va a disparar. «Nunca he visto una situación igual, nunca han subido tanto los costes de producción para realizar la siembra del cereal», insiste Donaciano. «Todo es tan volátil que ni te aseguran que te construyan una nave porque sencillamente no saben si van a tener los materiales, no saben a qué precio, y eso no se ha visto nunca». El coste los insumos ha subido «una barbaridad», lo que debería de llevar «a una reflexión al Gobierno y a la UE» porque «esto tiene que parar de alguna manera».
En este sentido, apunta que es imprescindible que España sea autosuficiente en productos de primera necesidad y en bienes de producción, «como se ha podido comprobar durante la pandemia, tener producción propia, porque si no luego tenemos que importarlo, tarde y caro», sostiene.