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VALÈNCIA. La transición energética no es una moda, sino una necesidad urgente en el mundo actual. Alejandro Rubio, técnico investigador en eficiencia de los usos de la energía en el Instituto Tecnológico de la Energía (ITE), lo tiene claro: la innovación es esencial para lograrlo. “La innovación es un pilar fundamental que permite adaptarse a los cambios de la transición hacia un mundo más energéticamente eficiente y sostenible”, afirma Rubio. Desde el ITE, el objetivo principal es transferir el conocimiento y la tecnología a las empresas, mejorando así su competitividad y ayudándolas a cumplir con normativas cada vez más exigentes.

El ITE trabaja en varios proyectos de investigación y desarrollo (I+D+i) enfocados a distintas áreas de la transición energética, como la movilidad sostenible, las baterías, el hidrógeno renovable, las redes del futuro, la biotecnología y la sostenibilidad y descarbonización. “En el área de eficiencia en los usos de la energía nos centramos especialmente en la sostenibilidad y la descarbonización, ayudando a las empresas a implementar nuevas formas de trabajo más eficientes”, señala Rubio.

Uno de los ejemplos más destacados de su trabajo es el proyecto Gedai, financiado por el Instituto Valenciano de Competitividad e Innovación. Este proyecto tiene como objetivo reducir el coste energético de la maquinaria industrial, sobre todo en empresas que consumen grandes cantidades de energía y requieren agua para sus procesos. “Hemos desarrollado una metodología para implementar gemelos digitales, que es una de las tecnologías más disruptivas que estamos desarrollando”, explica Rubio. Esta tecnología permite optimizar el tratamiento y la reutilización del agua, haciendo más eficientes los procesos industriales.

Otro proyecto importante es Decartherm, financiado por Ivace+i y la Unión Europea. Este se enfoca en desarrollar herramientas de simulación para evaluar qué ventajas medioambientales y económicas tiene la adopción de distintas tecnologías en la gestión de activos térmicos. “Por ejemplo, ayudamos a las empresas a decidir si una tecnología de energía solar térmica es la mejor opción para su demanda térmica específica”, detalla Rubio. Estos proyectos tienen en común el objetivo de avanzar en eficiencia energética y descarbonización industrial, frentes que se retroalimentan para hacer posible la transición.

El apoyo del ITE a las empresas no se limita a los proyectos de I+D+i. Como centro tecnológico, también ofrecen servicios e instalaciones especializados para que las empresas puedan alinearse con la normativa vigente y la que está por venir. “Ponemos a disposición de las empresas nuestras capacidades en instalaciones como plantas piloto de hidrógeno, nuestra planta Circular Carbon y nuestros laboratorios especializados, como el Mobility Chargeing Lab y el Battery Lab, que es el único laboratorio en la Comunidad Valenciana para el testeo de baterías”, destaca Rubio. Además, el ITE fomenta la formación especializada, con programas como el Máster Universitario en Gestión Ambiental y el Máster en Gestión de Proyectos e Instalaciones Energéticas, que buscan capacitar a los equipos para estar al día en tecnologías de eficiencia y sostenibilidad.

En palabras de Rubio, “no solo trabajamos en generar tecnología, sino en transferirla a las empresas para que puedan ser más competitivas y eficientes, al mismo tiempo que cumplen con las normativas ambientales y energéticas”. En este contexto, el ITE actúa como un socio tecnológico, brindando el conocimiento y las herramientas necesarias para que las empresas afronten la transición energética con éxito. La digitalización, la mejora operativa y la eficiencia energética son claves para maximizar la competitividad de las empresas valencianas y nacionales.

La innovación tecnológica y la transferencia de conocimiento juegan un papel central en el trabajo del ITE, pero también se complementan con una atención constante al impacto medioambiental. “Queremos garantizar que todas las actuaciones se lleven a cabo acorde al mínimo impacto ambiental”, afirma Rubio. Así, el ITE no solo se convierte en un referente tecnológico, sino también en un aliado fundamental para el tejido industrial en su camino hacia la sostenibilidad y la competitividad.

El compromiso del ITE y de sus investigadores, como Alejandro Rubio, es contribuir a una transición energética real y efectiva. Con la innovación como bandera y la colaboración con empresas como motor de cambio, el instituto sigue apostando por un futuro donde la eficiencia y la sostenibilidad vayan de la mano.

 

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