En un mundo cada vez más globalizado, la posibilidad de acceder a servicios psicológicos online ha derribado barreras geográficas y ampliado el acceso a la atención mental. Por contra, este avance plantea un reto significativo: la atención psicológica por parte de profesionales de culturas distintas a la del paciente. Aunque la tecnología permite la conexión global, las diferencias culturales pueden convertirse en una fuente de malentendidos y riesgos para la eficacia del tratamiento.
La cultura juega un papel crucial en la forma en que las personas entienden sus emociones, afrontan los problemas y buscan ayuda. Aspectos como los valores, las normas sociales, las creencias religiosas y las expresiones lingüísticas pueden variar ampliamente entre culturas, influyendo tanto en el terapeuta como en el paciente.
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