Hace ya más de medio siglo se seguía realizando en la España eminentemente agrícola y apenas industrial el recoger las espigas del trigo con un instrumento que, aunque no lo crean amigos y amigas internautas y oyentes de nuestras “Letras Encadenadas” hoy se sigue utilizando, pero para otros menesteres y de forma muy minoritaria. Para este atávico y vetusto utensilio se requería una habilidad especial, porque si no te cortabas literalmente como poco el dedo de una mano. Tenía, tiene un nombre monosílabo y un tanto seco: hoz. Por otra parte, por la Hispania de la década de los cincuenta y sesenta del siglo pasado seguían existiendo cuadrillas o grupos de trabajadores llamados temporeros que se desplazaban de un lado al otro del este gran país para precisamente “segar”. Les pongo el caso de mi bisabuelo materno.
El vino con otros compañeros y amigos desde la hermosísima Galicia a la recia y austera Castilla para realizar lo que les acabo de decir. Él conoció a la madre de mi abuela materna y ya el resto se lo pueden imaginar. Un formidable escritor, que se llama ÁNGEL M. FIGUERAS, pero que utiliza el pseudónimo de “VIRIATO” para efectuar una magnífica y soberbia creación literaria llamada precisamente “LA SIEGA”. La ha editado y por ende publicado formidablemente bien la sensacional editorial EDITAMÁS. No crean que “LA SIEGA” es una narración ambientada en una época futurista, sino que es una especie de vuelta a la vida de esos años, décadas muy, muy pretéritas que les he comentado a groso modo al principio de este comentario o “descripción” debido a un fenómeno natural que arrasa la actual civilización tecnológica. ÁNGEL M. FIGUERAS o “VIRIATO” con un gran ingenio y a la vez talento no pone ningún nombre a los personajes que transitan por su novela. Él los nombra con letras por supuesto del abecedario y con monosílabos: A, J, K, Ma. No la divide en capítulos o epígrafes, sino que es una sucesión de hechos cotidianos referidos obviamente a lo que la propia existencia de cada uno les va deparando. Las únicas pausas que existen son las que el propio lector hace, o la incardinación precisa y fabulosa de unas remembranzas pasadas, que yo como siempre hago no les voy a descifrar, pues esto se lo dejo a su libre descubrimiento. “LA SIEGA” no es estrictamente una serie de episodios corales, a pesar de que en algunos de ellos intervengan personajes que afectiva o accidentalmente no dejan de ser un reflejo de la vida en esa época. Si hubiera que colocarla en algún sitio la podríamos ubicar en lo fantástico e incluso en la historia ficción. Creo que con lo que estamos ahora viviendo algunos sí se podrían incluir en sus pasajes. Porque ¿quién nos iba a decir hace unos años que esa “felicidad” de la que gozábamos se iba a ver alterada por un bichejo atroz y perverso? Salvo algunos agoreros, a los que se tachaban popularmente como cenizos o les dábamos muy poca o casi nula credibilidad para la inmensa mayoría de los mortales ni por asomo lo atisbábamos. Por ejemplo, el horrible y forzoso enclaustramiento, la vuelta a la naturaleza, al pueblo de nuestros ancestros, la concienciación cada vez estimo que mayor sobre el cambio climático… ÁNGEL M. FIGUERAS ensambla sapientemente bien, y le da una gran coherencia a las vivencias y vicisitudes llenas bastantes veces de incertidumbre, otras de genuino terror y las menos-como la vida misma-de alegrías. Ciñéndonos ahora a su léxico les comento que el mismo es muy entendible y sencillo. Su lectura me ha resultado muy amena. El ritmo es muy frenético, aunque se vuelve sosegado cuando ÁNGEL M. FIGUERAS o “VIRIATO” nos relata el durísimo oficio del cultivador de la tierra, la vida diaria en permanente contacto con la naturaleza, la alegría de ver poco a poco crecer los que con sus propias manos siembra…, etc. El estilo es muy depurado. Se nota muy bien su perfecta elaboración y limpieza en cuanto a las erratas que en toda creación literaria se dan. Adentrándonos en el trasfondo de ese mismo estilo observamos dureza, dramatismo, horror, intriga e incertidumbre. También placidez, armonía, fraternidad cuando la tierra y el curso de las horas del día les permitía tomarse un receso o un respiro. Una crítica despiadada, sin ningún tipo de remilgos a la “sociedad moderna” anterior y a quienes la gobernaban- siguen con otros collares rigiendo- y en la que viven. Recalca muchas veces ese ninguneo, marginación y xenofobia u odio contra el que es diferente o no es de esa “Arcadia”. Yo se le aconsejo enteramente, porque les servirá para meditar sobre lo muy frágil es esta “sociedad” en la que vivimos. Lo sencillo que es el que perfectamente se dé la vuelta y… Por supuesto que se solazarán con todos los que transitan de alguna o de otra forma con ella. Estoy convencido de que la experiencia, la edad conlleva sabiduría”. De esto nuestro gran amigo A sabe mucho, mucho. “LA SIEGA “de VIRIATO o ÁNGEL M. FIGUERAS publicada por la editorial EDITAMÁS tiene desde este mismo momento un lugar predominante en uno de los estantes muy vistosos de la biblioteca radiofónico-sonora en por supuesto “Letras Encadenadas”.
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