En la etapa preescolar comienzan algunas conductas violentas que son consecuencia de la falta de recursos de los niños para expresarse o conseguir sus objetivos.
El niño tiene dificultades para regular sus emociones y debemos ayudarle a establecer los límites. Este tipo de comportamientos deben atajarse desde el momento en el que comienzan a producirse, sin esperar a que el niño crezca con el hábito adquirido.