Aunque la mentira tiene las patas muy cortas parece que esta imperfección social va impregnando nuestra vida sin que haya correcciones y severos castigos, especialmente a aquellos que en un trato comercial o al pedir confianza política nos engañan. Y los chinos también nos engañaron.
El primer contagio conocido de Covid-19, la enfermedad causada por el coronavirus SARS-CoV-2, tuvo lugar el 17 de noviembre de 2019 en Wuhan. El 31 de diciembre de 2019, la Comisión Municipal de Salud y Sanidad de Wuhan (provincia de Hubei, China) informó sobre un agrupamiento de 27 casos. Después de lo que conocemos ¿alguien con su sano juicio puede creer que en seis semanas solo aparecieran 27 casos? ¿Y por qué tres semanas después de este informe iniciaron la construcción de una decena de hospitales de urgencia? Li Wenliang, el oftalmólogo chino que advirtió del COVID-19 fue obligado por la policía de Wuhan el 3 de enero de 2020, por «hacer comentarios falsos en Internet», a firmar un documento en el que admitía haber «alterado el orden social gravemente» ordenándole detener «la extensión de los rumores». El virus no fue creado en el laboratorio de Wuhan según los expertos y la visita de los funcionarios de la OMS un año más tarde y con limitaciones así lo confirma. Personalmente me parecen más acertadas las opiniones de varios países incluido EEUU sobre la “preocupación compartida con respecto al reciente informe de esta visita de la OMS en China” Así que ya veremos, pero esa desconfianza es lo primero que tenemos que aprender lamentablemente.
Y nosotros y muchos otros también, incluida la OMS, fallamos. Lo hicimos gravemente el 8 de marzo sin responder las severas advertencias italianas y de las instituciones europeas, rechazamos las mascarillas porque no las había ante el peligro de desabastecer a los hospitales, fracasó inicialmente con estrépito la adquisición de material sanitario, la gente viajaba apretada en los metros sin protección, aeropuertos sin controles…. en fin. Y no fue sólo en España. La verdad es que no sabíamos, porque nunca había pasado, que personas sin síntomas pudieran contagiar un virus respiratorio (más de un 60% de los contagios) por lo que el rastreo era realmente muy difícil. En estos 16 meses transcurridos hasta ahora hemos ido aprendiendo los métodos de protección: mascarillas, evitar grupos, ventilación cruzada de espacios cerrados, mejor en el exterior que el interior, limpieza de manos… Eso era lo único que teníamos junto al excesivo confinamiento que tan inmenso quebranto económico nos deja (no es la única razón de nuestra devastación económica y social, bien lo sabemos).
Pero seguimos con errores. El control falso o inadecuado de las PCR de viajeros internacion